lunes, 24 de febrero de 2014

“Pido perdón a la arquitectura por mi libertad de hornero.”

Hoy nos despertamos dandole el adiós a un grande. 


Carlos Páez Vilaro en su ultima exposición 'El color de nos 90 años'

El artista Carlos Paez Vilaró falleció a los 90 años en la madrugada de este Lunes 24 de Febrero en su obra habitacional mas preciada, Casapueblo.

Asi lo Recuerda su hijo Carlitos Páez

"lo único, si realmente hay una frase que le cabe, es que descanse en paz. Nunca vi un tipo que trabaje tanto. Es un tipo que trabajó hasta último momento. Hasta ayer. Así que descanse en paz".
fuente

Dentro de su enorme legado de obras, recordamos, para nosotros, la mas importante: Casapueblo


Casapueblo


Casapueblo es de las máximas expresiones de fusión entre arte y arquitectura en el Uruguay. La edificación parece surgir del terreno como una roca, un arrecife, o, como fue inspirado, como un nido de hornero. El dialogo entre lo material y lo natural se funde en una obra de arte que uno no se cansa tanto de recorrer por los pasillos o mirar desde ella distancia. 





Esta fue la antigua casa de veraneo y taller del artista situada en Punta Ballena, hoy en día convertida en Hotel brindando numerosos servicios. Asi la describe su pagina web:

"Corría el año 1958 y la desolación del paisaje, sin árboles ni caminos trazados, sin luz y sin agua, no frenaron su proyecto. La construcción inicial fue una casilla de lata, donde almacenaba puertas, ventanas y materiales para su futura casa. Luego, con la ayuda de amigos, levantó “La Pionera”, su primer atelier sobre los acantilados rocosos. Era de madera, que el mar traía los días de tormenta y que él mismo se encargaba de recoger con la ayuda de los pescadores. En 1960 empezó a cubrirla con cemento y así siguió creciendo, sumando habitaciones como vagones a una locomotora. Dejando resbalar su imaginación al ritmo de los movimientos de las diferentes capas de nivel de la montaña, logró una perfecta integración de la construcción con el paisaje, sin afectar su naturaleza. Sin darse cuenta, con su cuchara de albañil llegó hasta el mar.
En todo momento se mantuvo en guerra abierta contra la línea y los ángulos rectos, tratando de humanizar su arquitectura, haciéndola más suave, con concepto de horno de pan.
Modeló las paredes con sus propias manos. Valiéndose de guantes que creó con restos de cubiertas, logró que la casa impresionara por el vigor de la textura de su cáscara.
Espontáneamente, Casapueblo sigue estirándose hacia el cielo y el mar. Sólo el vuelo de los pájaros podrían medir su dimensión."




“Pido perdón a la arquitectura por mi libertad de hornero.”
Carlos Páez Vilaró


Documental


Imagenes: http://www.clubhotelcasapueblo.com/contenido.asp?idmenu=133

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